miércoles, 30 de diciembre de 2009

Principios y fundamentos osteopáticos

Aunque la osteopatía ha experimentado un auge importante en las últimas décadas, y sus fundamentos principales fueron desarrollados por Andrew Taylor Still (1830-1917), encontramos antecedentes en la historia de la medicina, aunque el origen de las técnicas de las manipulaciones sea un tanto impreciso.

Hipócrates escribió sobre el tratamiento de las cifosis lumbares y reflejó en sus dibujos combinaciones de tracciones y compresiones para el tratamiento de procesos vertebrales.

En el Renacimiento hay descripciones sobre la dislocación vertebral y se preconizan los métodos de Hipócrates.

En el siglo XVI se identifican técnicas de reducción de fracturas y luxaciones. Así podemos encontrar antecedentes históricos anteriores a Still, que es el fundador de la Ostopatía.

En su libro básico “The Osteopathic blue book” compilado en Gran Brtaña por el Register of Ostepathic en 1956, afirma que la osteopatía es un sistema terapéutico que se basa en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones morfológicas y mecánicas del organismo.

El tratamiento osteopático se basa en la idea de que cualquier cambio en la movilidad del aparato locomotor en el sentido de hipo e hipermovilidad conduce a un trasfondo funcional que, a su vez, puede dar origen a un cuadro patológico.

Los principios fundamentales en los que se basa la osteopatía son:

• La vida es movimiento. Así sucede también en el cuerpo humano, toda la anatomía está prevista en función del movimiento y de la movilidad de los diferentes tejidos entre sí y en relación de unos con otros, lo que se corresponden con leyes fundamentales de movilidad articular y sacrocraneal.
• Noción del individuo como una entidad total.
• El cuerpo humano posee una unidad funcional.
• Todos los sistemas sin interdependientes.
• El organismo humano posee fuerzas intrínsecas cuyo poder de autorregulación es infinitamente más importante que las fuerzas externas que se le puedan aplicar desde el exterior (homeostasis).

Still expresa cuatro imperativos fundamentales:

I. La estructura gobierna la función. Cualquier alteración en la mecánica normal de los tejidos orgánicos da lugar a un mal funcionamiento de los sistemas afectados directamente y, de forma indirecta, de aquellos de los que depende o dependen de él.
Habrá efectos mecánicos sobre las diferentes estructuras: nerviosa, vasos sanguíneos, vísceras, huesos, articulaciones y ligamentos, músculos y sobre la piel y el tejido conjuntivo.
II. La regla de la arteria es absoluta. Allí donde la sangre circula convenientemente, la patología encuentra gran dificultad para desarrollarse. Una circulación deficiente condiciona un estado funcional u orgánico.
III. La función precede a la lesión. Un estado funcional deficiente, condicionará una lesión orgánica.
IV. Encontrar la lesión vertebral, ajustarla y dejarla hacer. El organismo es capaz de adaptarse a cualquier situación a que le sometamos y es sabido que reacciona por mecanismos compensadores. Cuando la compensación llega a un límite extremo, el organismo nos avisa de que se están sobrepasando ciertos límites, pero aun así, persiste en su empeño compensatorio.
Lo que se consigue con las técnicas osteopáticas es restablecer la biomecánica articular, normalizando el sentido de libertad articular restringida, permitiendo al organismo equilibrarse, compensando más fácilmente.

Uno de los puntos fuertes de la osteopatía y de su originalidad es que es una de las pocas terapias que no utiliza ningún objeto o remedio transicional en la relación entre asistente y asistido. Además, se basa en un conocimiento profundo de la anatomía, la fisiología y de la biomecánica.

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