miércoles, 30 de diciembre de 2009

Homeopatía

La Homeopatía es un método terapéutico de aplicación práctica basado en los principios de Ley de similitud, medicamento diluido y dinamizado y remedio único. Para ello tiene un método de experimentación con las patogénesis homeopáticas recogidas en las Materias Médicas.
La ley de similitud dice que toda sustancia capaz de inducir a dosis ponderable en un individuo sano una serie de síntomas patológicos, es susceptible, a dosis muy bajas y especialmente preparada, de hacer desaparecer los síntomas parecidos en el enfermo que los presente. El remedio único es aquél remedio que cubre el cuadro del sujeto en ese momento y sólo el remedio más semejante debe serle suministrado.
Se denomina patogénesis al resultado e informe de la experimentación de una sustancia, en principio a dosis ponderable, en un individuo sano. Se trata de conocer el efecto de una sustancia medicamentosa al máximo con el mayor detalle posible en la medida que los conocimientos de cada época puede permitirlo, cuando hablamos de efecto, queremos decir las transformaciones que dicha sustancia produce en el cuerpo y la mente, sabemos que el efecto de un remedio es crear una enfermedad (artificial).
Las relaciones minuciosas de los efectos, síntomas, provocados en el hombre sano se llaman patogenesias. El conjunto de las patogenesias constituye la Materia Médica Homeopática.

Hay tres escuelas en Homeopatía: Unicismo, Pluralismo y Complejismo.
A grandes rasgos: El Unicismo recomienda un solo remedio cada vez. El Pluralismo administra distintos remedios pero en cada toma es administrado un solo remedio. El Complejismo utiliza preparados con distintas remedios homeopáticos en distintas diluciones.

En Homeopatía el síntoma es la expresión del modo de reaccionar del enfermo, es decir, el intento del organismo para eliminara le enfermedad. El síntoma refleja la entidad interna de la enfermedad expresada hacia fuera y la hace detectable, indicando el camino hacia la determinación del remedio que induce a la curación, restaurando la fuerza vital del paciente.
Los síntomas objetivos y subjetivos son imprescindibles porque indican la naturaleza del remedio más adecuado, que al ser más similar, estimulará la autorregulación orgánica.
Hay tres grupos de síntomas: mentales, generales y locales. Dependiendo del tipo de dolencia prevalecerán unos u otros en distinto orden de importancia según las manifestaciones de cada caso.

Con esta base se pueden tratar todo tipo de afecciones, agudas y crónicas. Puede ser simultaneada con otros tratamientos, alopáticos o complementarios. Desde lesiones traumatológicas hasta afecciones de órganos más internos: piel, respiratorio, digestivo, psoriasis, obesidad, migrañas, dispepsias, alergia…
En las afecciones más corrientes y agudas, y en las más crónicas, la mejoría en la calidad de vida del sujeto es apreciable y gratificante.

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