domingo, 6 de junio de 2010

La Alergia

La alergia es una hipersensibilidad a una sustancia (alérgeno) que, si se inhala, ingiere o toca produce unos síntomas característicos (reacciones alérgicas) que son la respuesta inmunitaria exagera.
Los alergenos pueden provenir de la naturaleza o ser de síntesis química.
La sucesiva exposición al mismo alérgeno estimulará la liberación de mediadores químicos, en particular la histamina, que producirá los síntomas típicos de la reacción alérgica.
Los síntomas más habituales son: conjuntivitis alérgica, rinitis, urticaria, dermatitis, asma bronquial, anafilaxia.
Algunas alergias, como por ejemplo, la alergia al polvo, al pelo de los animales, a los alimentos, pueden manifestarse durante todo el año, y otras como la alergia al polen, son estacionales porque aparecen en determinadas épocas del año.

Mecanismo de la alergia. Si en la superficie de determinadas células del tejido conectivo (mastocitos) un alérgeno (por ejemplo, polen, pelo de los animales, polvo de la casa o un alimento) entra en contacto con una proteína especial del cuerpo – la inmunoglobulina E, IgE- los mastocitos liberan una hormona especifica (histamina), que produce enrojecimiento, hinchazón y secreciones excesivas en piel y mucosas. Como consecuencia se producirá un ataque de fiebre del heno, asma, urticaria o diarrea. Ha este proceso la medicina moderna acuñó el término de “alergia”. Pero existen también las llamadas seudoalergias, que se distinguen por un mecanismo desencadenante que provoca la liberación de histamina sin que sea necesaria la intervención de IgE, mediante una simple acción sobre el mastocito.
Esta reacción se da sobre todo en aquéllos casos de sensibilidad frente a los aditivos químicos o impurezas en los alimentos (colorantes y conservantes, agentes antimoho, residuos de pesticidas, acido benzoico, sulfitos en los frutos secos, vinos y productos preparados de patata) así como a numerosos medicamentos (por ejemplo, ácido acetilsalicilico de las pastillas analgésicas).
Lo mejor sería evitar los alérgenos, porque si no hay alérgenos en el cuerpo, este no tiene a qué responder con una reacción alérgica. Ciertamente esto es posible en pocos casos, pero aunque solo se logre disminuir la intensidad del alérgeno, ya se descarga el organismo.

Precursores de las alergias. Hay sustancias tóxicas que perjudican al cuerpo de tal forma que se hace mucho más sensible frente a lo alérgenos: amalgamas, materiales de construcción, formaldehído, productos para la protección de la madera, pesticidas, medicamentos…
Esta es una breve descripción del proceso fisiopatológico de la alergia. 

¿Qué aportan la Naturopatía y la Homeopatía en esta situación?
Sin dejar de tener en cuenta este proceso, el abordaje es realizado desde la perspectiva de la individualidad de cada persona.
En primer lugar es importante conocer la historia biopatológica del sujeto lo más precisa posible, saber cuales han sido las enfermedades que ha tenido, los tratamientos a los que ha sido sometido y que marca las posibles sobrecargas, además de los hábitos y costumbres.
Con el historial conocemos el modo reaccionar del sistema inmunológico. La alergia es un comportamiento exagerado del mismo que necesita ser regulado, considerando más al sistema inmunológico en su comportamiento equivocado que al alérgeno en sí. Esto no significa que el alérgeno no sea real, lo es, pero: ¿Por qué reacciona así? ¿Por qué no reaccionan de la misma manera todas las personas? Y llegamos a la clave el terreno.

Terreno es la carga tóxica que heredamos, más la adquirida, y que determina nuestra constitución dominante; las predisposiciones mórbidas facilitadas y nuestra manera de reaccionar fisiológica.
Conociendo el estado del terreno sabemos las predisposiciones mórbidas y la forma de reaccionar. La carga toxémica es importante para determinar el tratamiento, lo primero que hay que establecer es un drenaje con arreglo al mismo, y posterior o simultáneamente, según cada caso, la regulación del sistema inmunológico; sin olvidar el componente emocional, por lo que el tratamiento de fondo irá dirigido al restablecimiento del equilibrio psíquico y físico. Sin olvidar el alivio del síntoma, muy importante por las molestias que esta enfermedad de nuestra época ocasiona.
Para el establecimiento de la situación del terreno, además de la historia biopatológica, me es de gran ayuda la Iridología que, entre otras informaciones, me ofrece la de la constitución, la toxicidad heredada, la adquirida y los órganos o sistemas preferenciales de eliminación. Herramienta muy útil la Iridología.
Desde esta perspectiva, el método elegido es el siguiente:
Alivio sintomático.
Drenaje del terreno
Tratamiento de fondo.

La regulación de la dieta es imprescindible en todo este proceso, como en otros muchos, pues el intestino es responsable de una cantidad importante de toxinas que se introducen en el cuerpo. Además, un buen funcionamiento intestinal es un paso previo a un buen funcionamiento inmunológico. Por lo que el tratamiento pasa necesariamente por la regulación de la función intestinal y digestiva.
Hay que retirar los alimentos que frecuentemente producen alteraciones de la función digestiva: Lácteos, por supuesto hablamos de leche y sus derivados; carnes rojas por su carga en antibióticos y hormonas; carne de cero y derivados; hortalizas solanáceas como el pimiento y la berenjena, tomate, patata; hidratos de carbono de absorción rápida, pan blanco, arroz blanco, bollería, refrescos; cereales excepto el arroz integral y biológico, se puede añadir quinoa y trigo sarraceno; grasas vegetales hidrogenadas y saturadas.

Estos son los criterios, estas son las herramientas, con las que llevo adelante las recomendaciones para el alivio y el restablecimiento del equilibrio en casos de alergia.

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