jueves, 14 de marzo de 2019

ENFOQUE GLOBAL. ENTORNO HOLÍSTICO

Esta entrada fue publicada en Espacio Humano de febrero de 2019.

¿Qué utilizamos para leer estas palabras y comprenderlas? Lo primero que pensamos es en el ojo, en cómo trabajan sus numerosas y complicadas partes para formar una imagen. Sin embargo, el ojo no es el único órgano que estás utilizando ahora mismo ¿Qué hay de los huesos, las articulaciones y los músculos que estás empleando para sujetar esta revista, volver las páginas, mover los ojos a medida que recorre este párrafo? No olvidemos el sistema nervioso. El cerebro, la médula y los nervios están recibiendo información de los ojos, evaluando y empleándola para coordinar los movimientos musculares. Los garabatos que llamamos letras están siendo interpretados cerca de la parte superior del cerebro para formar idas complejas. En resumen, estás pensando sobre lo que lees. Pero hay más, ¿cómo obtienes la energía necesaria para hacer funcionar los ojos, los músculos, los nervios o el cerebro?
 Las reacciones químicas, energéticas, en el interior de cada célula de esos órganos precisa oxígeno y nutrientes capturados por los pulmones y el aparato digestivo y transportados por el corazón y los vasos. Estas reacciones químicas producen desechos que son tratados por el hígado, los riñones y otros órganos. Todas estas funciones han de estar coordinadas; función que realiza la regulación de lo sistemas orgánicos, las hormonas, los nervios y otros mecanismos. Cada persona es una unidad bien organizada.
Todas las partes del cuerpo se encuentran integras. A nivel anatómico puede observarse la unidad del cuerpo, sus sistemas están unidos por medio de la fascia. Es continua de principio a fin en el organismo, de modo que une un sistema con otro y una célula con otra y, al sostener estas estructuras, permite trabajar en armonía.
Este fenómeno también se aprecia a escala funcional. Todas las partes del organismo poseen su propia función específica que deben realizar (p. e., regulación de la temperatura, o equilibrio del pH); así mismo, cada uno de estos elementos independientes actúa como parte de un “equipo” para mantener el funcionamiento global el individuo. Todos ellos se encentran regulados por el sistema nervioso (SN); de tal manera que el sistema nervioso central (SNC) controla el sistema osteomuscular, en tanto que el sistema nervioso autónomo (SNA) supervisa la función visceral, el sistema endocrino supervisa el equilibrio hormonal y el sistema inmunitario defiende el organismo. Una vez descritas como entidades independientes, ahora se sabe que actúan de forma conjunta en una armonía compleja, lo que se conoce como el sistema neuro-endocrino-inmunitario.
En esta idea de unidad también destacan la compensación y la adaptación. El cambio en un sistema se acompañará de adaptación en otro, tratando siempre de mantener un sistema integrado y funcional (homeostática). Más allá del nivel anatómico, el concepto de unidad puede incorporar los elementos de la mente, el cuerpo y el ánimo; esto extiende la perspectiva de evaluación del organismo aislado y lo sitúa en el ambiente, lo que amplía el concepto global a un entorno realmente holístico. Por tanto, una variación en cualquiera de los sistemas orgánicos provocado por un agente, interno o externo, ejercerá un efecto sobre otras áreas, se localicen estas en el cuerpo, la mente o el ánimo, de modo que la alteración de una afectará a todas las demás.

Bibliografía: Anatomía y Fisiología.  Thibodeau, Patton. Osteopatía, Modelos de diagnóstico y tratamiento.  Parsons, Marcer.

José Luis Santacruz.
Osteópata, naturópata.
Cofenat 1529.

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